Nicaragua podría quedarse sin sacerdotes por la represión del régimen de Ortega
“Esta noche a eso de las 10,30 horas la Policía ha llegado a casa cural y se han llevado a nuestro párroco Alvaro Toledo…” Así lamentó el jueves la Diócesis de Estelí la captura de otro sacerdote. Pocos días antes, personas vestidas de civil se llevaron a la fuerza a los sacerdotes Iván Centeno y Julio Norori.
El sacerdocio es actualmente una actividad de alto riesgo en la Nicaragua que controla Daniel Ortega.
Con la captura de Toledo, ya son 12 los sacerdotes que mantiene presos la dictadura de Daniel Ortega, en medio de una espiral de persecución religiosa, que según la investigadora Martha Patricia Molina “busca desaparecer a la Iglesia Católica de Nicaragua”.
La persecución religiosa ha sufrido un “estrepitoso” incremento en Nicaragua en estos últimos tres años, según detalla un reciente informe de Molina que registra 667 ataques contra la iglesia católica entre abril de 2018 y agosto de 2023.
Los ataques expuestos en el informe comprenden profanaciones, robos, daños a las infraestructuras religiosas, inmovilización de cuentas bancarias, confiscaciones, amenazas de muerte, difamaciones públicas, agresiones verbales y físicas, exilios, expulsiones, despojos de la nacionalidad, secuestros, encarcelamientos y mensajes de odio, entre otros.
Para la investigadora, la persecución religiosa en Nicaragua es “alarmante” y lamenta que la comunidad internacional no esté poniendo la debida atención a esta tragedia. “Nicaragua se está quedando sin sacerdotes, porque la dictadura busca desaparecer a la Iglesia Católica”, dice.
Además de los sacerdotes presos, 83 monjas y 68 religiosos fueron desarraigados del país ya sea por expulsión (a extranjeros), destierro (a nacionales), prohibición de ingreso o exilio.
Infobae