Necrológicas

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– María José Bermejo Pérez
– Ana Celia Douglas Dobson

Una a una las pruebas que hicieron caer al homicida de Elizabeth Mella

Domingo 12 de Junio del 2022

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Al comienzo Luis Huaiquil Andrade se mantuvo firme en su versión, de negar que la noche del crimen de Elizabeth Mella Cárcamo hubiese estado intimando con ella.

Y como después de matarla con 27 puñaladas prendió fuego para borrar toda evidencia, la tarea que vendría para el fiscal Fernando Dobson y la Policía de Investigaciones sería titánica.

El Día de la Mujer, el 8 de marzo de 2020, y a sus 57 años de edad, fue asesinada la víctima en su casa. Dentro de lo malo de la tragedia, lo bueno fue que los vecinos reaccionaron rápido y llamaron a Bomberos, que frenaron rápidamente el avance de las llamas, acotándose los daños sólo al dormitorio. Y si bien la víctima sufrió quemaduras, la autopsia y muestras biológicas tomadas al cuerpo permitieron a la postre dar con el principal inculpado.

Ya sentenciado el autor, Luis Huaiquil, a presidio perpetuo simple, más otra pena de 15 años por el delito de incendio, el fiscal jefe de Punta Arenas, Fernando Dobson Soto, entregó a El Magallanes detalles pormenorizados de cómo lograron con la Brigada de Homicidios de la PDI dar con el único autor de este brutal crimen que estremeció a los magallánicos.

Partió reconociendo “que lo más complejo de todo fue llegar a la identificación del autor”, quien negó conocer a la víctima y haber estado esa noche con ella.

“De acuerdo a todo el trabajo investigativo que se realizó con la Brigada de Homicidios, no era alguien que apareciera en los testimonios y declaraciones de las personas que tenían conocimiento dentro del grupo familiar o del grupo de amistades”.

Cómo llegan a Huaiquil

Un año después del hecho de sangre, entre abril y mayo de 2021, surge por primera vez el nombre de Luis Huaiquil, gracias a la pericia realizada a un computador personal de Elizabeth

“Ella era asidua a las redes sociales y a páginas de búsqueda de personas. A través de esto nos aparecieron registros que generaban un vínculo incipiente de relación entre víctima e imputado”, recordó Dobson.

Si bien la investigación llevaba meses, nunca antes apareció mencionado el nombre de Huaiquil.

Por eso fue clave el registro de mensajería de los teléfonos de Elizabeth Mella realizado por la PDI, que fueron recuperados posteriormente porque el sujeto se los había llevado ese fatal día.

Recién ahí aparecen los primeros indicios o vínculos entre ambos.

Hubo un texto que llamó la atención de la policía, donde la ex pareja de Huaiquil le representaba su malestar y celos por la cercanía de éste con Elizabeth, por mensajes de índole sexual y a quien incluso trasladó de pasajera cuando trabajaba de “Uber”.

Es más, por esos días el acusado había terminado la relación sentimental con su entonces pareja, justo una semana antes del crimen.

Las esperanzas estaban puestas en la prueba científica. Porque el día del crimen los policías recogieron varias muestras en la casa, entre ellas restos de papel higiénico con restos seminales en el baño. Los mismos encontrados en el cuerpo de la mujer asesinada.

No hay otro

Por eso, si al comienzo hubo dudas de la participación del hombre, éstas se despejaron completamente cuando llegaron los resultados del ADN. Ahí todo se aclaró. La prueba científica del Laboratorio de Criminalística era irrefutable.

Estableció que era más de 839.820 billones de veces más probable que la huella genética de la muestra tomada en el cuerpo de la mujer proviniese de Luis Huaiquil que de cualquier otra persona.

Mientras que la del Servicio Médico Legal, en complemento a dicha pericia, era más de 17,7 trillones de veces más probable que la muestra fuese del acusado.

Esta prueba permitía concluir en forma perentoria que el acusado había dado muerte a Elizabeth Mella y había incendiado su casa.

Tal cual lo consigna en una de sus 215 páginas la sentencia de los jueces: “la persona que había sostenido relaciones sexuales con Elizabeth Mella era quien le había dado muerte y había incendiado su casa, además de haber escrito la carta con la finalidad de
desorientar la investigación. No se estaba en presencia de prueba circunstancial, sino que de prueba científica que permitió establecer en forma clara la participación del acusado en los ilícitos”

La carta escrita
por homicida

La carta a que alude el fallo, se refiere a la misiva que con fines distractorios escribió el mismo Huaiquil dos días después del homicidio.

El fiscal dijo que el contenido vinculaba al redactor de la misma con el crimen, pues contenía antecedentes que nadie más podía saber, como los teléfonos que le habían sustraído a la víctima, información que sólo sabía la policía y sus familiares en ese entonces.

Además, la carta dirigida al hijo de Elizabeth Mella, fue dejada en casa de familiares lejanos de la mujer. Con un detalle no menor. En ese domicilio hay dos perros guardianes que ladran a cualquier desnocido. Pero curiosamente no lo hicieron cuando el sujeto entró a dejar la carta en el parabrisas de un vehículo. Esto significa que al autor lo conocían los perros. Efectivamente, porque ese domicilio corresponde a la vecina de la ex pareja de Huaiquil, donde él llegaba todos los días.

Con esto sólo buscaba un efecto distractor de la investigación.

En esa carta el imputado sindicaba como autor del delito a un tercero, apodado “el Guasca”, conocido del acusado y que vivía en una toma en el sector de calle Enrique Abello.

Pero nuevamente el trabajo policial descartó científicamente la participación del “Guasca”. La pericia caligráfica permitió establecer que el autor de la carta y la nota, por los detalles señalados por el perito, era Luis Huaiquil y no otro.

Lugar distinto

Viéndose acorralado el acusado pretendió levantar una coartada y dijo que ese día (el 8 de marzo) se encontraba en otro lugar, distinto al de los hechos, en el sector de Skyring, Río Verde.

Pero la prueba pericial y científico – técnica echó por tierra esta versión. El posicionamiento y georreferenciación del teléfono celular que utilizaba esos días el imputado lo situaban dentro del radio urbano de la ciudad de Punta Arenas.

Presidio perpetuo

El fiscal Dobson destacó que finalmente pudieron demostrar en el juicio oral la participación de Luis Huaiquil, a través de prueba científica y pericial de carácter técnico. “Y, a la vez, la falsedad de las afirmaciones que entregaron testigos y el propio imputado”.

Sobre las penas que recibió Huiaquil dijo que están dentro del marco contemplado para el delito de femicidio. “Habíamos solicitado el perpetuo calificado pero el tribunal dio el perpetuo simple, pero es una pena que considera la gravedad de los hechos, además de los 15 años por el delito de incendio. De manera que estamos conformes, porque hace poco más de un año no teníamos identificado al responsable de estos hechos y ahora ya está sentenciado lo que nos hace sentir tranquilidad respecto al trabajo que se pudo realizar”.

La diferencia entre presidio perpetuo simple y calificado es el tiempo que debe transcurrir para que pueda obtener algún beneficio extra carcelario. Para el perpetuo simple son 20 años y para el calificado 40 años.

No son penas que duren 20 ó 40 años, son perpetuas, enfatizó.

Las últimas horas de vida y  actividades de la víctima

Con los datos obtenidos, provenientes de las declaraciones de los múltiples testigos entrevistados, como de pericias recaídas en tráficos telefónicos, la policía confeccionó una línea de tiempo con las últimas actividades realizadas por la víctima antes de su muerte.

El sábado 7 de marzo de 2020 Elizabeht Mella se trasladó desde su lugar de trabajo, el restaurante denominado El Patagón, ubicado en Villa Tehuelches, hasta su domicilio, transportada por sus empleadores que la pasaron a dejar aproximadamente a las 21,30 horas.

Esto fue corroborado con el tráfico telefónico de los celulares de la víctima.

Luego, entre las 22,30 y las 22,45 horas, fue a comprar dos trozos de torta, dando a entender que se juntaría con alguien, a un almacén cercano a su casa, lo que quedó grabado en las cámaras de seguridad del local

A las 00,30 horas del día 8 de marzo fue vista por dos vecinos al interior del living de su domicilio, a través de la ventana del mismo, que tenía abajo sólo el visillo, mientras le servía algo a un hombre que se encontraba sentado a la mesa.

Luego, cerca de la una de la madrugada, la víctima comentó una publicación realizada en la red social Facebook por una amiga, constituyéndose esto en la última señal de vida pues, a las 2,27 horas, sus teléfonos celulares se apagaron, conforme arrojaron sus respectivos tráficos telefónicos.

Entre las 3,30 y las 3,35 horas, vecinas ven salir humo desde la vivienda de la afectada y dan aviso a Bomberos

La PDI presume que su muerte habría ocurrido entre esa hora y el contacto efectuado por internet.

Declaraciones de familiares y amigos dieron el nombre de la última pareja conocida, con quien Elizabeth sostenía una relación sentimental a escondidas o clandestina, pues este último tenía pareja estable.

La policía lo entrevistó pero negó su participación en los hechos. Además que pudo comprobar que estaba lejos del domicilio de la víctima, lo que fue corroborado con su respectivo tráfico telefónico, dispositivo que entregó voluntariamente para ser periciado.

De paso se corroboró que el último mensaje que recibió la víctima vía mensajería whatsapp fue de esta persona, en las horas previas al crimen, a las 00,14 horas del 8 de marzo de 2020. Mensaje que ella leyó a la una de la mañana, pero no lo contestó.