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La investigación y la robótica se ponen al servicio de la rehabilitación en Magallanes

Lunes 18 de Octubre del 2021
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La investigación y la robótica se ponen al servicio de las terapias en Magallanes gracias a un trabajo conjunto entre el Centro de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur y la Universidad de Magallanes, que se ha transformado en un referente internacional. Esto porque los dispositivos desarrollados para la rehabilitación se configuran de acuerdo a las necesidades y características específicas de cada paciente, logrando así medir avances, establecer nuevas metas e incentivar a los pacientes en su proceso de recuperación.

El kinesiólogo e ingeniero informático encargado del Area Investigación y Desarrollo de la Corporación de Rehabilitación del Club de Leones Cruz del Sur, Patricio Barría Aburto, dijo que dentro de dicha unidad tienen varias líneas de trabajo, entre ellas una que tiene que ver con las tecnologías de apoyo.

“El primer proyecto que hicimos fue en 2017, un exoesqueleto de piernas para adultos financiado con un fondo FIC (del gobierno regional)”, indicó, quien detalló que es básicamente una órtesis con motores en los tobillos, rodillas y caderas, que se puede controlar de forma remota.

Sobre lo anterior, el académico del Departamento de Electricidad de la Universidad de Magallanes, Rolando Aguilar Cárdenas sostiene que cuando el paciente realiza sus ejercicios, estos se graban en tiempo real, es decir mientras la persona usa ese robot se está registrando cómo hizo ese movimiento. Así el kinesiólogo puede ver en tiempo real cómo está haciendo el ejercicio, si no está levantando la cadera, si no está levantando la rodilla y hacer las correcciones en tiempos real. “Esto es algo único en el sistema público”, remarcó.

Mientras tanto, Patricio Barría añade que también trabajan en la implementación de una plataforma de rehabilitación para pacientes con parálisis cerebral, que básicamente busca hacer el mismo exoesqueleto de piernas, pero pediátrico.

Otro de los proyectos en que vienen trabajando responde al mejoramiento de la calidad de vida en pacientes con Parkinson y esclerosis múltiple, que también fue financiado por el Fondo de Innovación por la Competitividad 2019 del gobierno regional. Se trata de un robot que da asistencia a la extremidad superior, gracias a que tiene sensores y un          software con el que se puede interactuar.

“Se le facilita el movimiento motriz de la extremidad y tiene un feedback en la pantalla. Además registra información de los ángulos, de la velocidad del movimiento, del temblor, y hay una base de datos y cuando el paciente ejecuta la sesión puedes ver los datos de lo que él hizo y se puede ver sesión a sesión cuanto va avanzando”, afirma el kinesiólogo, quien agrega que se va adaptando dependiendo de la capacidad de mover el brazo, eso también va para el juego, donde se puede hacer que se mueva más o menos, la velocidad también se puede regular.

Como son proyectos de innovación, se busca crear y validar una tecnología, por lo que los beneficiarios son grupos específicos de pacientes que puedan ser compatibles con la tecnología, debiendo ésta ser segura y generar un beneficio.

“La diferencia es que cuando termina el proyecto, toda la robótica queda en el Centro de Rehabilitación por lo que cada vez que hay un nuevo paciente que cumpla con las condiciones se beneficia con esta tecnología. El proyecto termina en términos de financiamiento, pero no en términos de terapia, porque se suma como una opción de tratamiento”, complementa el académico.

Rose Mery Dönicke Pérez, embajadora de las Jornadas por la Rehabilitación en Magallanes el 2019, es una de las pacientes que usa la robótica como parte de sus terapias. Ella usa el “exoesqueleto armeo” que le permite hacer sus terapias de un modo más efectivo. “Me parece fantástico. Yo nunca había jugado videojuegos y escuchaba a mi nieta que gritaba cuando juegan, pero aprendí y no me cuesta porque es un brazo de robot y ando bien”, destaca Rose Mery.

Reconoce que nunca pensó que se iba a enfermar. “El Parkinson es una enfermedad maldita, se mete a tu cuerpo y ya no la sacas, tienes que aprender a vivir enferma. Yo siempre estoy luchando y siempre tratando de ir un paso antes que la enfermedad y eso lo aprendí acá, porque sin el Centro estaría en mi cama llorando. Si yo puedo andar todavía, es por el centro de rehabilitación”, expone.