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  • José Albino Ruiz Ruiz

Pandemia, falta de convenios y carencia de leyes estancan el emergente deporte de la escalada

Domingo 11 de Octubre del 2020
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– Actividad declarada deporte olímpico tiene un enorme potencial en la región, existiendo un creciente interés en practicarlo.

– Ganaderos son reacios a autorizar el ingreso a sus predios para que deportistas accedan a las paredes de roca.

Gabriel Leiva

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Como toda nueva actividad que intenta abrirse paso, la disciplina de la escalada deportiva está teniendo dificultades -propias de todo inicio- para progresar en la provincia de Ultima Esperanza, pese al creciente interés en practicar este deporte olímpico y las condiciones naturales propicias que existen en la zona.

La escalada es una actividad que consiste en realizar ascensos sobre paredes, valiéndose de la fuerza física y mental.

En Ultima Esperanza este deporte surgió viendo a los montañistas que llegaban desde distintos puntos del mundo atraídos por el tipo de roca de la zona, las enormes paredes verticales a las que podían acceder y a la dificultad adicional que sumaba el inestable clima de la Patagonia.

Para iniciar los ascensos el ideal es llegar descansado y con toda la energía posible. Por eso contrataron a jóvenes natalinos como porteadores (encargados de transportar el equipamiento). Ellos fueron los primeros que conocieron y se interesaron por este deporte.

Teniendo en las cercanías de Puerto Natales una serie de paredes de roca que permitían realizar esta actividad al aire libre, comenzaron a acceder a ellas. Aunque primero eran jóvenes adultos, poco a poco se fueron interesando otras generaciones.

Hace cinco años se creó el Club de Escalada Integral Puerto Natales que reúne a un centenar aproximadamente de deportistas de entre 13 y 50 años de edad. Muchos de ellos vinculados al turismo, aunque se ha abierto a otras actividades.

Pronto muchos padres comenzaron a llevar a sus hijos y ver cómo rápidamente adquirían los conocimientos y mostraban altas habilidades en la práctica de este deporte recreativo que permite un desarrollo integral de las personas de todas las edades y sexo al estar relacionada su práctica principalmente con la técnica, el equilibrio y la fuerza de las piernas.

“Tiene un impacto positivo en las personas en los aspectos físicos, mentales y sociales”, destacó Andrés González Pizarro, tesorero del Club de Escalada Integral Puerto Natales.

En la provincia de Ultima Esperanza se practica sobre todo el estilo de escalada deportiva que como sistema de seguridad utiliza anclajes previamente fijados a la pared colocados estratégicamente a lo largo de la vía. La escalada deportiva se caracteriza por reducir notablemente el riesgo del escalador, a cambio de aumentar el nivel de dificultad. Generalmente, esta modalidad busca zonas relativamente accesibles y con paredes no necesariamente muy altas, en las que se equipan vías marcadas de diferentes grados de dificultad.

Por lo general, antes de equiparse, estas vías se “limpian” de maleza y de piedras sueltas o susceptibles de romperse, para ganar en la seguridad del escalador deportivo. Esta tarea la realiza el denominado “equipador”.

Cultura deportiva

Andrés González manifestó que las nuevas generaciones han mostrado un alto interés por este deporte que les resulta novedoso.

“Notamos mucho interés y un progreso muy rápido en los chicos. Entonces nos empezamos a dar cuenta que había mucho potencial acá en Puerto Natales. Por un lado, la poca actividad y recreación que tienen los jóvenes versus el lugar que es maravilloso e ideal en su entorno, con sectores de escalada a cinco o 15 minutos de la ciudad”, remarcó.

Este tremendo potencial es algo que los extranjeros les han hecho notar. “Ellos se extrañan que en la Patagonia no exista una cultura de escalada como hay en Francia, Italia o España, donde desde muy niños practican este deporte y llegan finalmente a un nivel profesional, que es lo que debiera suceder en Ultima Esperanza”, indicó.

Normas, leyes
y convenios

Este interés de los jóvenes y las excepcionales condiciones que entrega la naturaleza que circunda Puerto Natales para la práctica de la escalada deportiva hoy se ve frenada por el coronavirus y, antes de ello, por el conflicto que se viene dando con los ganaderos, propietarios de los predios donde se encuentran las rocas para la práctica de la escalada.

Andrés González reconoce que se debe avanzar en normas y leyes que permitan el acceso a las paredes de roca, tal como sucedió en Europa. Ello implica también obligaciones para quienes practican este deporte.

“No le quepa la menor duda que nosotros somos los primeros interesados que exista armonía con los dueños de los predios. Nos interesa la conservación de la naturaleza y por ello que los sectores se mantengan limpios”, puntualizó.

Sin embargo, el libre acceso que en un momento dado tuvieron para llegar hasta la roca fue mal utilizado por otro tipo de personas que llegaban a acampar sin pedir permiso, dejando al interior de los terrenos una gran cantidad de desperdicios.

Ante ello hoy no pueden acceder al cerro Dorotea y antes de la pandemia tenían dificultad con el dueño de la estancia ubicada en el sector de laguna Sofía, desde donde acceden al cerro Benítez que cuenta con tres áreas de escalada de excelente calidad. El propietario del lugar les indicó que se iba a realizar un cobro diario a cada escalador.

Piden libre acceso

 La visión de la mayoría de los escaladores es que no corresponde que se les prohíba llegar a las paredes verticales de roca, las cuales no son utilizadas para una actividad de carácter productivo y que por lo tanto debiera existir una legislación que permita su libre acceso tal como sucede con las riberas de ríos y lagos.

“Quizás es el momento de crear leyes y normas y en comunidades tan pequeñas como la nuestra de llegar a acuerdos, viendo la importancia que puede tener esta actividad. Incluso como club podemos ser un filtro para que quienes ingresen sean deportistas”, acotó.

Una actitud distinta existe por parte de las instituciones como Conaf que apoya y respalda esta actividad que se realiza en la Cueva del Milodón. “Allí hemos realizado escaladas con niños a quienes se le potencia su conocimiento sobre la flora y la fauna para que aprendan más de su tierra, la cuiden y la quieran”, remarcó Andrés González Pizarro.

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