Necrológicas

Chile, país unitario

Domingo 27 de Febrero del 2022
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(Por Arturo M. Castillo Cabezas).- Camino por el “Sanhattan” de Apoquindo, es un día más del verano santiaguino, aunque a esta hora relativamente temprana, la canícula aún no aprieta, y el tránsito de peatones y vehículos es tranquilo, porque además, el “barrio alto” queda bastante despoblado en estas fechas.

Al llegar a la altura del edificio consistorial de Las Condes, me llama la atención que, pasando la bocacalle, hay una fila de conos de tránsito, que generan momentáneamente una vía segregada, con algunas personas haciendo señas, a las que algunos conductores hacen caso, y otros, ignorantes de la situación, prefieren doblar en la esquina.

Al llegar al lugar entiendo: es la campaña de vacunación al auto, de la Municipalidad de Las Condes, a la que se accede previa inscripción vía web. Y así nació este artículo.

Por estos días, nuestra vapuleada o encomiada Convención Constitucional, que parece no ser objeto de medias tintas, entre otras mociones, ha aprobado una que pretende dejar contestos a moros claros y moros oscuros (con los cristianos mejor no me meto). Dicha norma busca mantener la bicameralidad, pero ya no entre diputados y senadores, sino que, manteniendo a los primeros, pero reemplazando a los segundos, por un nuevo órgano, que en principio se llamaría “Consejo Territorial”.

¿Qué tendrá que ver la vacuna al auto, con la pretendida nueva institucionalidad legislativa, se preguntarán ustedes? Pues, todo.

Entre los debates habidos entre nuestros constituyentes, el de la forma del Estado, en función de su división administrativa, ha sido un punto relevante, en que se volvieron a mencionar asuntos como “república unitaria”, que fue precisamente lo que pensé cuando vi a distinguidos vecinos de Las Condes, sacando el brazo por la ventana del sedán o el 4×4 del año, para ser inoculado, sin sacar el pie del freno, para no tener que pasar a “parking”, porque la cosa anda rápido.

En este nuestro país unitario, hay comunas en que no hay una sola farmacia, comunas en que los hospitales son poco más que una posta, con uno o dos médicos generales, y con suerte, algún especialista. Comunas de este país unitario, en que los Cesfam carecen de parches curitas, y sus sostenedores municipales, tienen deudas millonarias con los proveedores de medicamentos. Esto, sólo para mencionar una de las tantas desuniones de este país unitario.

Hace mucho tiempo que se nos hacen discursos sobre la “regionalización”, como si crear nuevas regiones sin mayor poder de decisión, de manejo de recursos, y de gestión, fuese a ser la panacea. Las guindas de esa torta -porque son dos- se llaman gobernador regional y delegado presidencial, seguramente porque dicen que dos cabezas, piensan mejor que una. También hace tiempo comentaba con amigos incumbentes, que esto no tendría solución, en tanto no se cambiara la forma de distribuir el padrón electoral, porque actualmente, quienes tienen más habitantes, con una lógica aritmética pero no política, eligen más legisladores, que obviamente buscan quedar bien con sus electores, aunque sea en desmedro de las regiones más despobladas; resultado: un país con hidrocefalia, y todo lo que ello implica.

Por eso, me resulta tan interesante esto del “Consejo Territorial”, que en su proyecto considera ser un ente paritario y plurinacional, es decir, dando cabida a las diversas naciones que estamos aceptando y conviven en este país unitario, para abocarse a la legislación de las materias relativas a su territorio de incumbencia, y sus miembros lo serán también de la “Asamblea Regional”, principal órgano de gestión de cada Región, que tal vez, podremos tratar en otra ocasión.

El Consejo Territorial, estará compuesto por miembros elegidos por votación ciudadana directa, y su número será igual para cada región, con un mínimo de tres. Durarán cuatro años en el cargo, y tendrán derecho a una sola reelección. Sesionarán como una cámara, para legislar -como se ha dicho- asuntos atingentes a las regiones, y será presidido por quien ejerza la Vicepresidencia de la República, nuevo cargo que es otro de los cambios que proponen los constituyentes.

Veo con esperanza, que espero no sea defraudada en los hechos, que este es de verdad un paso real hacia un país unitario de verdad, y no sólo en cuanto a territorio. El hecho de que todas las regiones pesen lo mismo a la hora de legislar, por personas que conocen la realidad de sus representados, debería ser un factor determinante, para obtener financiamiento, gestión y desarrollo que se condigan con la realidad de todo un país, y no sólo con la de los que pueden juntar más votos. Entonces podré -podremos- creer que somos un país unitario.