Por el crimen del ciudadano colombiano Erwin Gutiérrez Vargas, los chilenos Dussan Daniel Valderas Vega y Reinaldo Antonio Caro Caro, fueron sentenciados ayer a cumplir penas de 18 y 12 años de cárcel efectiva.

El primero recibió dos penas: una de 15 años y un día por el homicidio y otra de 3 años y un día como “autor del delito de tenencia de arma de fuego prohibida”.

El otro acusado fue condenado a 12 años y 183 días de presidio por el homicidio, en grado de consumado.

Los jueces desestimaron la alevosía y premeditación, como lo pedía la fiscal Romina Moscoso.

La fiscal dijo en el juicio que la víctima llegó a Chile en busca de un futuro mejor, cuando tenía 39 años, y que tenía varios proyectos, incluso traer a su señora e hijos desde Colombia. 

“Esto causó un gran impacto en la familia cercana a propósito de la desaparición que comienza el 13 de febrero de 2022”. 

Durante 10 días nada se supo de su paradero, hasta que la denuncia por presunta desgracia comenzó a dar luces, con elementos que conducían a Valderas.

Esta persona prestó diversas declaraciones, aportando información falsa. No reconoció ni aportó ningún elemento que diera cuenta de dónde había sido depositado el cuerpo de la víctima. 

A propósito de las declaraciones del acusado, el contraste de unas con otras por parte de la Brigada de Homicidios de la PDI, más la identificación de cámaras de seguridad, fueron determinantes para establecer lo que efectivamente ocurrió el 13 de febrero de 2022.

Dussan y Erwin habían estado compartiendo el día anterior. En medio de aquello se perdieron unos teléfonos celulares. A propósito de esto se generó el conflicto, mencionó Moscoso,

El día 13 Valderas y Caro se concertaron para darle muerte a Gutiérrez. “Incluso se prodigan de diversos elementos que les van a servir para hacer el depósito del cadáver en seno Obstrucción”.

Durante la investigación surgieron imágenes de cámaras de seguridad, sumado a declaraciones, llevaron a los detectives a hacer una entrada y registro al domicilio de Dussan Valderas. Ahí encontraron el arma de fuego y posteriormente apareció el cadáver flotando en las aguas del Seno Obstrucción, en la Provincia de Ultima Esperanza.

La fiscal dio cuenta de una segunda entrada y registro, donde terminó estableciéndose la participación de Caro en la golpiza de la víctima.

“Y fue en la casa de Valderas donde aparecieron todos los restos de elementos que sirvieron para amarrar el cuerpo, ingresarlo a un saco con piedras, taparlo con bolsas de basura y que intentaban hacer pasar desapercibido lo hecho”, señaló Moscoso.

De acuerdo con los antecedentes expuestos por el Ministerio Público en el juicio oral, el 13 de febrero de 2022, en Puerto Natales, los acusados Reinaldo Caro Caro, 43 años de edad y Dussan Valderas Vega, 30 años, “actuando conjunta y coordinadamente planificaron el homicidio de la víctima Erwin Gutiérrez Vargas”.

Ambos se concertaron y reunieron para juntos salir en horas de la tarde en búsqueda de la víctima, con el fin de ocasionarle la muerte, acudiendo de este modo en reiteradas ocasiones al domicilio de Erwin Gutiérrez Vargas.

Mediante diversas maquinaciones engañosas, Dussan Valderas, valiéndose de la confianza por la amistad que los vinculaba, logró que la víctima se subiera al auto que manejaba él y que en el portamaletas llevaba oculto al coimputado, Reinaldo Caro.

Sector Puerto Prat

Lo llevaron hasta el sector de Puerto Prat, donde los acusados, actuando conjuntamente y de acuerdo con su plan, agredieron a la víctima con ánimo homicida en la cabeza y en distintas partes del cuerpo, dándole múltiples golpes con un elemento contundente tipo bate, propinándole numerosas lesiones con un arma corto punzante, especialmente en la cabeza y cuello. 

“Además de propinarle golpes de pies y puños, mientras la víctima les clamaba clemencia”.

Posteriormente los acusados subieron el cuerpo de la víctima al mismo vehículo en el que se desplazaban y lo trasladaron por la ruta aproximadamente 63 kilómetros, hasta el sector de seno Obstrucción. Ahí lo envolvieron en bolsas de basura cargadas con piedras, atándolo con cables y cuerdas. 

Ambos llevaron el cadáver atado a las referidas bolsas con piedras hasta las aguas más profundas que le fueron posibles, a fin de deshacerse del cuerpo, para posteriormente regresar al sector urbano de Puerto Natales y eliminar los elementos del delito y sus vestimentas. El cadáver fue encontrado por transeúntes días después producto que bajó la marea en ese sector.

La sentencia de este juicio correspondió a las juezas Constanza Sutter, Rosana Vidal Ojeda y Palmira Muñoz Leiva.